Elfo De Sangre

Forasteros vengativos

Durante casi 7 mil años, la sociedad de los elfos nobles giraba en torno a la sagrada Fuente del Sol, un manantial que se creó usando un vial de energía arcana pura del primer Pozo de la Eternidad. Alimentado y fortalecido por las potentes energías de la Fuente del Sol, el encantado mundo de los elfos nobles, Quel’Thalas, prosperaba entre los verdes bosques al norte de Lordaeron.


Historia de los elfos de sangre

Sin embargo, durante la Tercera Guerra los elfos nobles fueron casi erradicados de Azeroth. Guiado por el caballero de la Muerte Arthas, el ejército de la Plaga atacó Quel’Thalas, asesinando casi al noventa por ciento de la población del reino. Entonces Arthas utilizó la mística Fuente del Sol para resucitar al nigromante caído Kel’Thuzad, mancillando la Fuente de forma irreversible en el proceso.

Temeroso de que la contaminada Fuente pudiera acabar con su cada vez más escasa raza, el príncipe Kael’thas Caminante del Sol reunió a un grupo de defensores de Quel’Thalas y destruyó la Fuente para impedir la catástrofe. Aunque los elfos nobles se libraron de la exposición continuada a las oscuras energías de La Fuente del Sol, sufrieron terriblemente su ausencia desde el retiro. Como consecuencia de ello, Kael’thas buscó desesperadamente formas de ayudar a su gente —a quienes había cambiado el nombre por elfos de sangre—y por eso se dirigió al destrozado mundo de Terrallende. Allí se alió con el demonio renegado Illidan Tempestira con la esperanza de encontrar una cura para el insoportable retiro de los elfos de sangre.

Kael’thas había asegurado a su pueblo que un día regresaría a Quel’Thalas y los guiaría hacia el paraíso, pero el tiempo demostró que sus promesas no eran más que mentiras. En Terrallende, el Príncipe se corrompió al confiar en la energía vil, la esencia oscura y corruptora controlada por la propia Legión Ardiente. Lo que Illidan no sabía era que Kael’thas también cayó bajo el control del comandante de la Legión, Kil’jaeden

Capital

Lunargenta

Lunargenta

Hace menos de una década, la maravillosa capital de los elfos nobles, Lunargenta, fue casi destruida durante una brutal invasión de la Plaga. Bajo las órdenes del príncipe Arthas, los no-muertos arrasaron la ciudad y corrompieron las sagradas aguas de La Fuente del Sol. A pesar de este terrible acontecimiento, los elfos nobles—ahora conocidos como los elfos de sangre—han trabajado para reconstruir su destrozada capital. Recientemente, el renacimiento de La Fuente del Sol ha animado a los elfos, quienes han continuado recomponiendo las cicatrices de Lunargenta con la esperanza de devolver su antiguo esplendor a la joya de la corona de Quel’Thalas.

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