Tras la purificación de La Fuente del Sol, una sospechosa tranquilidad se había apoderado del mundo. Como llegando para acabar con ella, la Plaga de los no-muertos lanzó un ataque de dimensiones mastodónticas contra las ciudades y pueblos de Azeroth, esta vez extendiendo su alcance mucho más allá de los Reinos del Este. Bajo la presión de tener que responder con un ejército al completo, el Jefe de Guerra Thrall desplegó una fuerza expedicionaria en Rasganorte liderada por el Señor supremo Garrosh Grito Infernal. Mientras, el desaparecido rey humano, Varian Wrynn, consiguió volver a la ciudad de Ventormenta para reclamar su corona. Envió un ejército de la Alianza igual de poderoso, comandado por Bolvar Fordragón, para derrotar al Rey Exánime y a cualquier miembro de la Horda que se interpusiese en su camino.
La marcha de los ejércitos de la Horda y la Alianza a través de Rasganorte conllevó un número nada desdeñable de victorias, pero estos sucesos perdieron importancia frente a un descubrimiento realizado por el explorador Brann Barbabronce en el interior de Ulduar, antigua estructura de los titanes. La misteriosa fortaleza había servido durante mucho tiempo como prisión del dios antiguo Yogg-Saron, un ser de una maldad inconmensurable cuya influencia se había extendido hasta el propio continente de Rasganorte. Con ayuda de Brann, pequeños grupos de campeones de la Alianza y la Horda se infiltraron en Ulduar para hacer frente a Yogg-Saron, quien acechaba a los invasores con crípticas visiones: la creación, hace milenios, de un artefacto conocido como Alma de dragón, el asesinato del Rey Llane de Ventormenta, y una breve atisbo del futuro del Rey Exánime.
Como preparación para la ofensiva final contra el Rey Exánime, la Cruzada Argenta, una unión de guerreros sagrados de la Orden de la Mano de Plata y El Alba Argenta, levantó una base cerca de la Ciudadela de la Corona de Hielo para conseguir recursos e identificar a los campeones que servirían como vanguardia de su ejército. El alto señor Tirion Vadín organizó un torneo para poner a prueba a los potenciales héroes de la Horda y la Alianza, pero agentes de la Plaga aparecieron rápidamente para sabotear el evento. El ataque de los no-muertos culminó con la aparición del monstruoso señor de la cripta Anub'arak, quien intentó exterminar a la fuerza de élite de Tirion antes de que esta pudiese conformarse.
Mientras se acercaba la batalla final contra el Rey Exánime, la hechicera humana Jaina Valiente y la Reina alma en pena Sylvanas Brisaveloz emprendieron viaje hacia el helado centro de Rasganorte. Ambas partieron por diferentes razones: Jaina esperaba averiguar si una parte de su antiguo amigo y amante, Arthas Menethil, aún vivía; Sylvanas pretendía vengarse de su antiguo enemigo. Con la ayuda de estos dos héroes, los campeones de Azeroth irrumpieron en la Ciudadela de la Corona de Hielo y derrotaron a los esbirros del Rey Exánime. Su confrontación provocó que miles de almas fueran consumidas por la espada de Arthas, Agonía de Escarcha. Arthas acabó siendo derrotado, y los héroes que triunfaron sobre él descubrieron una inquietante verdad sobre la existencia de la Plaga de los no-muertos.